Realities, Antropología & Física Cuántica

la incertidumbre como principio epistemológico de la ciencia Empecemos con un acertijo: ¿en qué se parecen los humanos, los suricatos y los fotones? ˙sopɐʌɹǝsqo opuǝıs uɐʇsǝ opuɐnɔ oʇuǝıɯɐʇɹodɯoɔ ns uɐıqɯɐɔ ǝnb uǝ uǝɔǝɹɐd ǝs—

Si queremos ver qué hace nuestra mascota en nuestra ausencia, podemos instalar algunas cámaras en la casa. El registro resultante es confiable. Pero si queremos ver cómo se comporta un humano cuando está solo, las cámaras no son confiables porque cuando somos conscientes de que estamos siendo observados tendemos a actuar diferente. Las cámaras tendrían que estar ocultas, como en el oso de El Lobo de Wall Street o el domo de The Truman Show, solo que, en ese tipo de casos, estaríamos cometiendo una violación al derecho a la intimidad —si usted es partidario del totalitarismo, no vería ningún problema a instalar cámaras por todas partes para garantizar la seguridad de los ciudadanos.


Supongamos que tenemos un genuino interés en conocer cómo se comportan naturalmente los seres humanos pero no queremos entrometernos en su vida privada sin su consentimiento. Seamos más específicos, supongamos que queremos estudiar científicamente las estrategias de cortejo de los jóvenes citadinos. “¡Hagamos un reality show con el estilo de Tinder!”. Habría muchos voluntarios para participar y sería una gran idea para la televisión —por lo menos sería un aliciente para nuestro morbo. Sin embargo, habría una dificultad epistemológica, es decir, una paradoja con respecto a la “verdad”: en redes sociales y en televisión las personas presentamos una versión editada de nuestra personalidad: jugamos roles. Es muy difícil conocer cómo es una persona objetivamente, en el sentido de saber quién es independientemente de roles que juega.

Por otro lado, es bien sabido que los productores de un reality show influyen con sus expectativas en el comportamiento de las personas observadas. La mayoría de los realities de hecho están descaradamente prefabricados para que sucedan cierto tipo de conflictos. Incluso pareciera en muchos casos que las personas siguen algún tipo de libreto. Y aunque los productores quisieran reflejar la realidad sin intervenir en ella, es solo hecho de crear ambientes, sacar a la gente de sus contextos o poner cámaras, como habíamos dicho, altera la realidad que se quiere reflejar.

La ciencia que estudia al ser humano (antropología) hace rato propuso una solución muy interesante a dicho problema epistemológico: el problema está en que creemos que la objetividad es algo que está “más allá” de nuestras experiencias subjetivas, pero no tiene que ser así. El antropólogo de campo, aquel que investiga cómo funcionan comunidades diferentes a la suya, no puede dejar de interferir con su objeto de estudio, no puede despojarse de sus prejuicios, costumbres y marcos conceptuales para ver la “realidad tal y como es”. El influyente antropólogo Bronisław Malinowski propuso un método para conocer la realidad humana conocido como etnografía: el investigador debe tratar de reconocer cómo su costumbres y expectativas alteran los comportamientos de la comunidad y cómo el contacto con dicha comunidad altera las costumbres y expectativas del investigador. La propuesta de la etnografía consiste precisamente en dejar de pensar que el objeto de estudio es la comunidad independiente del investigador, y pensar en esta relación investigador-comunidad como el verdadero campo de estudio objetivo de la antropología. ¡Se trata de un giro muy ingenioso que permite hablar de objetividad en las ciencias humanas!

Por ejemplo, hay muchas comunidades indígenas bien organizadas en torno a la agricultura que disponen de una gran cantidad de tiempo libre en el cual se pueden dedicar a dormir. Pero si notan la presencia de un forastero curioso, probablemente no se van a sentir en la confianza de tomar una siesta. Para poder identificar estas costumbres el antropólogo tendría que tratar de involucrarse con la comunidad, es decir, sumergirse en el fenómeno que está estudiando. Si el antropólogo viene de una gran ciudad como Bogotá, quizá esté acostumbrado a vivir con ansiedad y afán, por lo cual probablemente las largas siestas no hagan parte de su rutina —yo, por ejemplo, siento una especie de culpabilidad moral cuando intento dormir por placer. El registro y análisis de este tipo de experiencias de perpetuo choque cultural es la fuente del conocimiento de la antropología, además de que ofrecen la inesperada posibilidad de tratar de conocerse a sí mismo mientra trata de entender a otros, que es básicamente lo que sucede en la literatura de viajes (desde la Odisea hasta los blogs de viajeros). Esa también la razón por la cual películas como las de Cristina Gallego y Ciro Guerra (Los Viajes del Viento, El Abrazo de la Serpiente, Pájaros de Verano) son tan buenas.

La noción de ciencia, método y objetividad de la antropología etnográfica podría darle lecciones a otros campos de estudio científico. Hay un programa encantador que presentaban en Animal Planet llamado El Reino del Suricato. En el programa se documentaba los comportamientos de una comunidad de suricatos. Los narradores le tenían nombre y personalidad a cada individuo de la madriguera, y hasta se atrevían a narrar sus pensamientos y emociones, como si pudieran entrar dentro de su cabeza. Este programa parecía un reality show de suricatos: incluso hubo un episodio de alto dramatismo en el que expulsaron a un miembro de la madriguera y el animalito intentaba volver a ser aceptado. Un zoólogo purista podría quejarse diciendo que este tipo de programas distorsionan la realidad animal para ganar rating, además de que la presencia invasiva de las cámaras de grabación y de los miembros de producción en el ambiente de los suricatos.

En gran medida tiene razón, ¿pero acaso los suricatólogos no atribuyen pensamientos y emociones a los animales cuyo comportamiento están estudiando? ¿Y podrían realmente deshacerse de dichos prejuicios antropomórficos? El Reino del Suricato de hecho nos permite aprender mucho sobre suricatos, y el hecho de que relaten sus presuntos pensamientos y emociones nos revelan las dificultades metodológicas de quienes estudian el comportamiento animal. Ser conscientes de nuestros prejuicios y de que es imposible conocer sin que nuestras expectativas y bagaje afecten los fenómenos es un paso hacia el conocimiento, pues tenemos que considerar otros posibles marcos de interpretación (a esto lo llamo principio hermenéutico —y espero hablar al respecto en otro artículo).
Hasta aquí uno podría pensar que el problema de la incertidumbre sobre la realidad que se está estudiando afecta a las ciencias humanas (y a la zoología, en la medida en que los animales tengan conciencia), pero no afecta a las ciencias físicas porque estudian una realidad objetiva que no depende del investigador. Esta idea podría hacerse más fuerte si uno considera que la física y la química tienen instrumentos de medición precisos mucho más confiables que nuestros canales percepción biológicos como la vista. Uno podría defender que en ciencias físicas sí hay objetividad en un sentido fuerte, ¡pero estaría completamente equivocado!

¿Conoce usted la paradoja del termómetro? Imagínese que quiere saber la temperatura exacta de una substancia aislada. Como las percepciones subjetivas de lo frío y lo caliente varían de persona a persona, usted prefiere usar un termómetro. Introduce el termómetro durante un rato en la substancia aislada, ¡y voilá!... Pues no. El termómetro tiene su propia temperatura, que altera la temperatura de la substancia que se va a medir cuando entran en contacto, pues tienden a igualarse (el más caliente pierde calor al transferirlo al menos caliente). ¡Para saber la temperatura exacta de la substancia usted tendría que introducir un termómetro que tenga la misma temperatura de la substancia desde antes de entrar en contacto! ¿Pero cómo va a saber la temperatura exacta antes de medirla?. Si quiere saber la temperatura exacta tendría que conocer la temperatura inicial del termómetro y, al compararla con la temperatura final, sumarle la mitad de la diferencia a la substancia.

En el caso anterior, la realidad no se puede medir directamente a través de instrumentos, pero se puede calcular a partir del resultado. Digamos que pese a la dificultad instrumental hay cierta certidumbre. Pero en el mundo de las partículas que componen los elementos de la materia reina la incertidumbre.

El genial científico inglés Thomas Young —el mismo que descifró los jeroglíficos egipcios con la Piedra de Rosetta— diseñó un experimento para saber si los fotones (en representación de los otros elementos subatómicos como los quarks y los gluones) son partículas u ondas, es decir, para definir de una vez por todas si eran pedacitos de materia o campos de energía. Se trata del que a mi juicio es el experimento más importante de la historia de la ciencia: el experimento de la doble rendija. La idea, en pocas palabras, era lanzar fotones contra un pared que registraba los impactos a través de dos pequeñas aberturas. Si los fotones son ondas, en la pared se registraría un patrón de interferencia (varias líneas), pero si son partículas, se registraría dos líneas de impacto. Al lanzar un fotón, se producía el resultado fue un patrón de interferencia, lo cual era algo extraño porque los fotones son los “paquetes” ( o cuantos) más pequeños en los que viene la luz: es como si el paquete se dividiera en dos e interfiriera consigo mismo o, en otras palabras, es como si el paquete pasara y no pasara por cada rendija. Entonces a Young se le ocurrió poner también sensores en las aberturas, para saber con exactitud por cual de las dos rendijas pasaba. Y aquí nos llevamos tremenda sorpresa: si medimos por dónde pasa cada fotón, los fotones comienzan a chocar contra la pared formando solo dos líneas. Resulta que, los elementos de lo que está hecha la realidad cambian dependiendo de cómo sean medidos, es decir, ¡justo como en los realities!

La física cuántica se desarrolló a partir de ese experimento que nos obliga a pensar qué es la objetividad científica: la realidad independiente de nosotros es incierta (no es solo que no la podamos conocer, sino que es indeterminada) y las observaciones científicas configuran la realidad que describen. Para decirlo poéticamente: cada vez que percibimos el mundo literalmente cambiamos la historia del universo (porque obligamos a los elementos subatómicos a comportarse o como partículas o como ondas, pese a que esos estados están superpuestos).

Si convertimos esta reflexión en un principio del pensamiento científico estaríamos hablando de lo que me gustaría llamar principio de incertidumbre en versión epistemológica: es imposible conocer con exactitud la realidad independiente de nuestras observaciones, pero esto no significa que no podamos conocer. La objetividad científica no es aquello que es independiente de nuestras observaciones, sino precisamente la relación entre nosotros (nuestros lenguajes e instrumentos, nuestras costumbres y expectativas) con lo que estamos estudiando. Por eso, para avanzar en el conocimiento científico (no solo en ciencias naturales) hay que tener en cuenta cómo nosotros influenciamos la realidad y abandonar el sueño absurdo de conocer el mundo como es en sí mismo. Los realities, después de todo, si nos podrían permitir conocer a las personas.





Contra la filosofía barata


"Yo opino" de Joe Pino & los Maniacodepresivos (De la serie "31 Minutos")

"Todo es relativo. Todo depende del punto de vista. Lo que para unos es así, para otros es de otra manera". Ésta es una fórmula muy eficiente para demostrar intelectualidad... ante los tontos. También es una fórmula muy eficiente para descrestar y conquistar... tontos. Aunque también sirve para sacar de quicio a los dogmáticos e iniciar así un inútil diálogo de sordos, donde no va a haber ningún avance conceptual ni cambio teórico por más que pasen las horas.

Hacer filosofía no es relativizarlo todo ni mantener una opinión inamoviblemente. El gran reto de la filosofía es construir conceptos útiles partiendo de la relatividad de opiniones, pero con el objetivo de establecer mejores marcos teóricos para comprender y -¿por qué no?- transformar. Por la dinámica y complejización constante de los sistemas de conocimiento, la sensibilidad filosófica no puede aspirar a lograr un sistema teórico completo y último, sino que ha de buscar constantemente correcciones y mejoras a las teorías y marcos conceptuales. Es cierto que todo juicio depende del marco de referencia, pero ésa no es la gran conclusión de la filosofía, es apenas el problema que sirve como punto de partida. 

La filosofía puede ser comprendida entonces como una ingeniería conceptual. Y, en tanto que toda área del conocimiento teórico se basa en conceptos, el quehacer filosófico servirá siempre como fundamento, guía y juez en toda investigación. No se necesita ser filósofo de profesión para estudiar, analizar o crear conceptos pero es necesario hacer filosofía para plantear, desarrollar y revisar problemas de investigación. Un filósofo ha de dominar especialmente métodos para realizar dicha ingeniería conceptual y establecer criterios para la evaluación de ideas.

Comprendida así la filosofía, hay que establecer que no se puede hacer filosofía sin asumir que hay conceptos mejores que otros y, así mismo, que hay creencias mejores que otras y argumentos mejores que otros. Estos presupuestos básicos exigen que la filosofía establezca y aplique criterios para la evaluación de las creencias.

"Todo es relativo" -insignia de un filósofo barato- es una opinión bastante débil. Es inconsistente y atenta contra la comunicabilidad. La frase por sí misma es contradictoria, pero cuando te encuentres con un filósofo barato, intenta el siguiente argumento a ver si eventualmente estalla su cabeza:
Tú opinas que toda opinión es válida. Por ende, opinas que todas mis opiniones son válidas, y yo opino que tu opinión es inválida. Así pues, tú opinas que es válido que tu opinión es inválida. En consecuencia, tu opinión es inválida, es decir, no toda opinión es válida. 
Si su cabeza no estalla y responde algo así como que la validez es relativa, podrás comprobar que con esa persona realmente no se puede hablar.

La ética de no comerse el masmelo


Imagínate que tienes 5 años. Tu profesor te ofrece un masmelo y te dice que tiene que irse, pero promete que cuando vuelva, si no te has comido el masmelo, te dará otro:

Un niño solo en una habitación con un masmelo. ¿Demasiada tentación? Es un experimento casi cruel, pero bastante interesante para estudiar la capacidad de postergar la gratificación ante la posibilidad de una mayor recompensa.

Lo más interesante del experimento fue que se descubrió una correlación entre el autocontrol y el éxito académico y profesional. Walter Mischel, de la Universidad de Stanford, realizó originalmente el experimento en 1972. Tuvo la oportunidad de hacer un seguimiento del desarrollo de varios de las personas que estuvieron en él. Resultó que los niños que tenían la prudencia necesaria para esperar a que el maestro volviera y así obtener otro masmelo, cuando crecieron fueron buenos estudiantes y cuando se graduaron obtuvieron éxito profesional. En cambio, los niños que no podían aguantarse las ganas, aunque fuesen inteligentes, tenían problemas académicos y posteriormente no consiguieron trabajos muy buenos.

El experimento tiene gran pertinencia en relación con la ética. Aristóteles caracterizaba los vicios no como maldad o ignorancia, sino como incontinencia: la incapacidad de controlar las ganas de hacer algo. La mayor virtud moral, en ese orden de ideas, era la prudencia, la cual no se puede lograr sólo con una aproximación teórica. Es necesario también crear y mantener hábitos adecuados. Epicuro sostenía que lo ético es idéntico a lo placentero. Pero -contrario a lo que podría interpretarse inmediatamente- no sugeriría que nos comiéramos todo "masmelo" que nos encontramos. A veces es bueno soportar un dolor o privación con tal de alcanzar después un bien mayor (esta idea es conocida como la "economía de los placeres").

Más aun, el experimento es importante para la enseñanza de la ética. Hay dos maneras erróneas en las que suele hacerse: el consecuencialismo metafísico y el legalismo acrítico. El consecuencialismo metafísico básicamente consiste inculcarle a alguien que si se porta bien se va a ir al cielo y que si se porta mal arderá en las llamas del infierno. Eso sí que es cruel.

El legalismo acrítico es la fe en que existe una serie de valores y principios que al ser impuestos teóricamente a alguien le convierte en una buena persona. Muchos profesores creen que enseñar ética es dar una lista de valores y mandamientos y censurar el egoísmo. Suele pasar que las personas que han sido educadas en un marco ético impuesto descubren en algún momento de su vida que esos valores son relativos, llegando incluso a decidir hacer todo lo contrario a lo que les habían dicho que debían hacer. Todo desemboca en dos escenarios indeseables: el dogmatismo o la decepción frente a la ética.

El gran reto de la ética consiste en enseñarle a las personas por qué ciertos valores y virtudes les pueden servir para alcanzar mejores metas personales en esta vida. Es ineludible: los seres humanos somos psicológicamente egoístas -es por eso que nos aterra la idea del infierno-. La ética no debe luchar contra la motivación egoísta, sino tomarla como punto de partida. Basándonos en experimentos e investigaciones como la de Mischel y en el marco de una investigación filosófica sobre la ética es preciso indagar sobre cómo se puede motivar y generar el autocontrol, mostrándoles a las personas porque este rasgo sería idóneo para obtener mayor satisfacción personal.

"Estamos hechos a prueba y error"





"Vamos a abrir los ojos,
vamos a ver qué es lo que hay.
Atravesar la puerta y no volver jamás.
para crecer, para buscar una verdad,
una razón para seguir en pie.

Vamos a sacudirnos y a morder el polvo,
Hay que vencer el miedo y continuar una vez más.
Para volar, para escapar de esta prisión,
para seguir, para sobrevivir.

Tuve esta noche la oportunidad de hablar brevemente en el café rec con el músico bogotano Andrés Correa, quien ha obtenido reconocimiento por el vídeo de "Estúpido" que estuvo rotando en canales nacionales y por el sencillo "Mascota" que estuvo ocupando el primer lugar del Top de Radiónica este mes.

Siempre había querido tener esa oportunidad para preguntarle sobre las circunstancias de composición de "Prueba y Error", que es mi favorita entre sus canciones.

Según me confesó, la canción fue la última en ser compuesta en el álbum que tiene el mismo nombre, y eso fue un par de días antes de terminar la grabación, porque necesitaba otro track y quería explorar lo que para él significaba la expresión que daba título y motivaba al álbum.

No deja de sorprenderme cómo el ser humano crea una obra artística o una innovadora idea científica en situaciones corrientes, incluso bajo la presión de la prisa y la necesidades concretas. ¿Cómo de tanta "normalidad" puede surgir algo tan sublime?. Eso es magia.

En particular, la canción está inspirada por un amor difícil y la aventura de vivir en Medellín. En general, hace referencia a cómo nos vamos construyendo como seres humanos en un proceso constante de arriesgarse y equivocarse.

Solemos albergar la esperanza de algún día encontrar una razón fija y bien definida para animar nuestras vidas. Tal cosa difícilmente es posible. Solemos identificarnos con nuestros valores, con nuestras sensaciones más hermosas, con nuestros sueños y más bellos recuerdos. ¿Pero y si somos ese juego entre nuestros errores y nuestros intentos?

El filósofo Karl Popper, sostenía que la esencia del método y el progreso científicos eran las conjeturas y refutaciones. Es una idea hermosa: contrario a la creencia popular de que la ciencia es conjunto de verdades comprobadas, lo que tenemos realmente es un conjunto de hipótesis que sometemos al ensayo y vamos puliendo cada vez más en la medida en que se puede refutar. ¡La ciencia es un sistema de creencias! ¡Y progresa gracias a la posibilidad de detectar errores en ellas! ¡Si una creencia no se puede refutar, no es científica!

Realmente empezamos a conocer cuando aprendemos de nuestros errores. Esto aplica a nuestra especie y a nosotros mismos como individuos. Y si nunca nos arriesgamos, no tendremos errores para aprender de ellos . En nuestra vida no habrá progreso si no abrazamos con valentía la incertidumbre y la posibilidad de perder. Tampoco habrá verdadero amor. Las apuestas seguras, nos harán quedar estancados. Esa sensación de comodidad frente a un determinado modo de vida es algo engañoso y, a la larga, perjudicial.

Hay que arriesgarnos a equivocarnos. Hay que dejar que nuestros niños aprendan de sus errores. Si los dejamos jugar con el lodo, desarrollarán más defensas. Si los protegemos de todo, estarán radicalmente desemparados más tarde. Debemos buscar nuestros errores, escuchar siempre las críticas (especialmente si vienen de un amigo). Hay que hacer lo que amamos aunque salgamos lastimados. Eso es lo que hay.

"Vamos a enamorarnos, a soñar despiertos.
Hay un lugar dentro de mi, dentro de ti,
donde buscar, donde encontrar esa verdad,
esa razón para sobrevivir.

¿Es que somos adictos al dolor?
¿Por qué debemos mendigar amor?
Estamos hechos de prueba y error,
no estamos hechos a prueba de horror."

Una defensa del feminismo (homenaje en el día de la mujer)


La revolución sexual femenina no es tan liberada como parece. Consistió simplemente en que muchas mujeres cambiaron un modelo opresor por otro y, peor aún, asumieron muchas más responsabilidades de las que tenían antes. Antes "ser mujer" significaba ser bella, delicada, hacerse responsable del cuidado de la casa, tener hijos y complacer al hombre. Ahora... ahora significa lo mismo pero agregándole ser una profesional, trabajar y ser excelente para el sexo.

Las más "liberadas" se van al otro extremo, entendiendo su ideal de "ser mujer" como exactamente lo contrario al ideal clásico, de tal manera que hubo unas feministas que se dejaban crecer el vello de las axilas y de las piernas, otras "niñas" que les parece "una chimba" hablar como un "man", otras que sencillamente se sienten más mujeres entre más promiscuas sean, y unas muy exitosas mujeres que hasta se ofenden cuando se les habla de matrimonio y familia.

Definirse como lo contrario al ideal clásico no es superarlo, es otra forma de rendirse ante él. Eso es, por ejemplo, lo que pasa a ciertos satanistas, que no se dan cuenta que al querer ser lo contrario al cristiano, siguen creyendo en el mismo Dios, en los valores y en el viejo mito del Diablo (no se puede ser satanista sino se cree en Satán, y Satán no tiene sentido sino existe Dios). Así mismo, creer que el feminismo es todo lo contrario a la feminidad tradicional, es seguir creyendo en él. Las "feministas" que no son "femeninas" son además la peor propaganda que ha tenido el feminismo.

En ese mismo orden de ideas, entender el feminismo sólo como una lucha contra el machismo, es preservar el machismo. Eso se nota cuando se habla de "igualdad entre géneros" proponiendo implícitamente que hombres y mujeres no sólo deben tener los mismos derechos, sino también el mismo estilo de vida tosco e irresponsable. El "hembrismo" (creer que las mujeres son superiores a los hombres o que deben ser iguales en el sentido mencionado) es por eso una defensa del machismo, una defensa de la peor versión de lo que significa "ser hombre".

Sospecho que las mujeres son las principales promotoras del machismo. Eso no es nada raro según lo que acabo de exponer. Una vez invité a mi novia durante las vacaciones a la casa de mi abuela paterna. Mi abuela, en el desayuno, me preguntó qué quería de comer y, después de mi respuesta, la miro a ella y le ordenó con un gesto contundente que fuera a la cocina a colaborar en la preparación de mi pedido (perdónenme, pero me sigue pareciendo divertidísima la situación). Las mujeres son la principal presión para las mujeres, son las que más se critican. Sé de primera mano cómo los comentarios negativos de las madres para con las hijas son de las cosas que más hieren a las mujeres, quienes no olvidan fácilmente el día que su mamá les pregunto en tono pasivo-agresivo "¿Usted piensa salir a la calle vestida así? [como una prostituta]".

Si las mujeres no son el sexo débil, es ofensivo ser condescendientes con ellas en cualquier situación. En un caso concreto como el del transporte público, ello implica lógicamente que no merecen que les cedan el puesto por el sólo hecho de ser mujeres -¿acaso son más débiles?-. Si va a ceder el puesto, caballero, que no sea por condescendencia -no sea machista-, que sea por compasión ante la eventual fatiga o evidente enfermedad, que sea por colaboración por el embarazo, o hágalo como una manera para empezar a coquetearle.

De ahí también se sigue que asumir, por ejemplo, que el hombre es el que debe pagar la cuenta en las primeras citas es machista. Y no es válido decir que algo debe hacerse solamente porque así es la costumbre. No me malinterpreten, no estoy sugiriendo que seamos unos patanes, sólo enfatizo en que las cosas no están predeterminadas. No podemos seguir las costumbres porque sí. Las costumbres en muchos casos son maneras de preservar prácticas de discriminación para mantener el control social. Por otro lado, la actitud de libertad femenina es muy sexy puesto que nos gusta mucho más aquello que no podemos controlar.

Y de todo eso también se sigue que es machista celebrar solamente el día de la mujer y no celebrar el día del hombre -¡sí!, ¡existe!, es el 19 de noviembre, ¡nos deben muchos regalos!

La liberación sexual femenina todavía no existe. A lo sumo está en un proceso temprano de construcción. ¿Y entonces qué es lo que significa? El feminismo es la defensa de la libertad femenina. Eso significa específicamente la afirmación de que la esencia de la mujer no está predeterminada, que no hay un modelo, ni su contrario, que la predefina, sino que cada mujer debe ser responsable y buscar su propia comprensión de la "feminidad", manteniendo la posibilidad de aceptar el modelo clásico e, incluso, la posibilidad de rechazar la "feminidad". Una persona feminista tiene que respetar la decisión de una mujer que opta por ser una dama delicada, construir una familia, sentirse feliz cuidando su hogar y a su marido, así como tiene que respetar cualquier otra opción elegida siempre y cuando sea realmente un ejercicio de libertad y autoconstrucción. La lucha por el feminismo es el esfuerzo en pos de que las mujeres conozcan y tengan realmente varias posibilidades de acción, y no tengan que seguir por inercia, contestación o ignorancia el simple camino que le han impuesto o su contrario. El feminismo verdadero consiste en ser consecuente con la idea de que una mujer no tiene que ser de una determinada manera. Así pues, no hay todavía feminismo porque las mujeres no están decidiendo eso, porque se puede decir que tienen más responsabilidades y más presión. Quien apoya el feminismo, genera posibilidades para que la mujer se pueda definir así misma.

Ofrezco como ejemplo el asunto de los quehaceres domésticos. Miles de hombres vanguardistas del siglo XXI sienten orgullo en saber que colaboran en la casa. ¡Colaboran! Esa frase todavía dice que ellos no son los que deberían hacerlo, sino ellas. ¡¿Se dan cuenta?! La mujer puede dedicarse a ser un adorno más de su casa bonita, si eso es lo que ha decidido libremente, pero no hay ninguno que tenga que hacerlo por defecto. Es algo que se tiene que pactar...

Lo mismo pasa con el "mito del instinto materno". Se asume de muchas maneras que es la mujer la que viene programada con la ternura, la preocupación y el amor que los hijos necesitan. Hay muchos hechos biológicos y crímenes que ponen en tela de juicio esa creencia, pero lo preocupante es que la sola mención del "instinto materno" ya le permite al padre liberarse de la responsabilidad, ya que si colabora con la crianza y el cuidado vendría siendo como un favor que le hace a las mujeres. ¡Eso está muy mal!

Hay muchas actitudes y medidas que representan un progreso hacia ese objetivo. Por ejemplo, los acuerdos legislativos de licencia de maternidad y de paternidad es un reconocimiento de que el padre puede involucrarse mucho más con las primeras etapas de desarrollo de su hijo.

Esa actitud existencialista de responsabilidad, de asumir que los valores femeninos no están preconstruidos y hay que generar las posibilidades para que cada mujer pueda construirlos según sus decisiones, es la característica primordial del feminismo que promulgo.